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martes, 26 de octubre de 2010

- HACHIKO






Chuken HACHIKO (en japonés: "Leal Hachiko")
Hachiko nació en Noviembre de 1923 en la prefectura de Odate, provincia de Akita, al norte de Japón. Era un perro de raza Akita, macho y de un intenso color blanco.
La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba.
Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.
El perro observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.


Esto sucedía todos los días. Así es como la imagen del profesor con su perro se volvió familiar en la estación Shibuya, y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho.


Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro esperaba enfrente de la estación.
Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.


A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a áquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.
La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.


En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru (Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor su amigo Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko
.


Casi un año más tarde, el 7 de marzo de 1935 Hachiko falleció al pie de su propia estatua debido a su edad, pero eso no impidió que su historia y la estatua de Teru Ando se hicieran famosas por todo Japón.




Durante la guerra todas las estatuas fueron fundidas para la elaboración de armamento, la de Hachiko no escapó de esa suerte y lamentablemente el escultor fue asesinado. Pero los pobladores de Shibuya continuaban recordando a Hachiko y su mensaje de lealtad. Así fue como decidieron formar una Sociedad para el reemplazo de la estatua de Hachiko, y dicha sociedad contrató al hijo de Teru Ando, Takeshi Ando, quién también era un excelente escultor.
Hoy en día, la exquisita estatua de Hachiko permanece en el medio de la plaza enfrente de la estación Shibuya. Podemos encontrar alrededor de ella fuentes, puestos de diarios y revistas y personas sonrientes contándoles la historia de Hachiko a los pequeño o los no tanto.


El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.

Los restos de Chuken Hachiko descansan junto a los de su amo el Dr. Eusaburo Ueno.En una esquina de la sepultura de su dueño en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio.

(Artículo original publicado en Sakura Tenshi Shinbun el 2007年6月26日).

domingo, 24 de octubre de 2010

- QUÉ ES EL RIESGO QUIRÚRGICO





Lector, imagínate esta situación: tu doctor de medicina humana descubre que necesitas una intervención quirúrgica para corregir determinada dolencia que te aqueja desde hace algún tiempo. Imagínate que llegas al hospital el día indicado para la cirugía, te internas, te ponen la ropa de circunstancia (camisón, sin nada debajo), te rasuran los pelos, te ponen en la camilla y de pronto dos fornidas enfermeras empujan el pequeño vehículo a toda velocidad directo al quirófano en donde te espera el cirujano con una gran sonrisa en los labios y con un escalpelo entre los dedos.

¿Qué tal?

Ridículo, ¿no?

¿Te arriesgarías a que te operen en esas condiciones?
¿Crees que al doctor le faltó hacer algo?

Por supuesto que sí.

Supongo que, incorporándote y sentadito sobre el borde de la camilla justo antes de que te coloquen la mascarilla de gas sobre la naríz, le harías la pregunta del millón al doctor, ¿no es cierto?




¿Y cuál es esa pregunta...? Creo estar oyéndote, decirle:


- "Doctor... ¿no me va a hacer análisis primero?"

Esta tragicómica dramatización me permite ponerte en perspectiva en lo que se refiere a la salud de tu peludo amigo. Todos –o por lo menos la gran mayoría- damos por sentado, que el médico nos haga análisis. Eso es algo que no se cuestiona, se acepta sin más y hasta se le exige. Pero sucede algo diferente cuando se trata de la salud animal: la mayoría de dueños no lo exige, y otro buen número de ellos no están ni enterados de que a los animales también se les hace análisis.

Al igual que muchos otros colegas yo he pasado por situaciones realmente ridículas con determinados dueños. Situaciones en las que luego de plantear la imprescindible necesidad de realizar exámenes de laboratorio a la mascota, obtengo las más descabelladas respuestas:


-¿Doctor, y no puede operarlo así no más?

- Yo creo que lo de los análisis es para sacarme más plata…



-¿Al gato también se le saca sangre?

- Pero si su antiguo veterinario nunca le hizo…

- Para qué análisis si se le ve bien sanito…


Y estas preguntas o comentarios, que tal vez te suenen a burla ,provienen de personas de cualquier estrato social: no hay distinciones, y seguramente has escuchado historias como ésta:

- "A Fufú lo llevaron a esa veterinaria y apenas le pusieron la anestesia en su bracito… se murió!!"

El RIESGO QUIRÚRGICO (RQ): nos permite en consecuencia predecir la probabilidad de un resultado adverso o incluso la muerte, asociada a un procedimiento quirúrgico y su anestesia, sobre la base de los resultados de los análisis e historia clínica.

Y precisamente situaciones como la de Fufú son las queremos evitar cuando los veterinarios nos veamos en la necesidad de realizar algún procedimiento que involucre anestesiar al paciente. Muchas veces los clientes me preguntan:

- ¿Doctor hay alguna forma de hacer más segura la cirugía de Peluchín?

Y mi respuesta siempre será la misma: Sí, por medio de los análisis. Estos se realizan con el objetivo de reducir los riesgos inherentes al procedimiento o a otras condiciones que pueda presentar el paciente e incrementar la probabilidad de un resultado exitoso. Tienes que recordar que mientras más viejo el paciente, mayor es la necesidad de RQ.

Muchas veces un animal que necesita determinado procedimiento quirúrgico puede tener una condición subclínica , o “no visible a simple vista”. Por ejemplo, tiene problemas renales “compensados”, es decir, que aparentemente está normal. Si a este animal lo sometiéramos a cirugía sin haberle hecho el RQ probablemente tuviera mayor tiempo sin despertarse de la anestesia, o incluso morir por no poder metabolizar la droga. Otro ejemplo cotidiano es el caso de pacientes que están aparentemente normales y que sin embargo presentan problemas de coagulación sanguínea. Estos animales están en un gran riesgo de muerte por hemorragia. Todas estas condiciones son perfectamente prevenibles o evitables con el simple hecho de realizar el RQ. ¿Ves?

Los procedimientos o análisis de uso más común son:

- Hemograma: nos indica si el paciente tiene anemia y de qué tipo. Si hay o no posible riesgo de hemorragia. Si tiene o no infección, y de qué tipo: bacteriana, viral, etc.

- Bioquímica sanguínea: se chequean parámetros como función renal, hepática, nivel de azúcar en sangre, etc, etc.

- Análisis de orina.

- Electrocardiograma: permite conocer el estado de salud del corazón.


- Radiografía, ecografía, tomografía, etc.







Por todo lo anterior, querido lector, debes alegrarte la próxima vez que tu veterinario te diga que es preciso realizar el RQ a tu mascota antes de someterla a algún procedimiento que requiera anestesia. Y por el contrario si el doctor te dice que eso no es necesario, te recomiendo que salgas con tu mascota corriendo de allí antes que sea demasiado tarde.


Luego no digas que no te avisé.