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martes, 28 de abril de 2009

- ¿QUIÉN TIENE EL CONTROL?



Lector, te voy a contar una historia.
Me hubiera gustado decir “linda historia” pero no puedo porque el final no es del todo felíz, ni del todo triste tampoco. También me hubiera gustado decir que es una invención de este loco doctor –un cuento- con el fin de darte el mensaje claro y preciso. Pero tampoco es un cuento. Ocurrió. Y yo no quiero que lo mismo te ocurra a ti ni a tu quiltro. Así que, aprovecha la lección y ponla en práctica. No esperes a que te ocurra en carne propia para aprender. Ahórrate el dolor...

Un día como cualquier otro llegó al consultorio el señor M -un caballero jubilado- con Toto, su pequinés de 8 años. Venía para un simple corte de uñas. Noté que el perrito no llevaba collar ni cadena, ni nada.


- ¿Señor M, porqué a Toto no lo lleva con su collar y correa?

- Nooo doctor, a Toto no le gusta, además él camina muy bien solito. He tratado de ponerle pero se pone como un demonio y al final se la saco, pobrecito, y caminamos así no más por el parque, él ya sabe…

Pude comprobar efectivamente que me encontraba ante el Demonio de Tasmania al tratar de cortarle las uñas. Lo logramos luego de hacer salir al señor M y poner en práctica el "plan B" con mi asistente.

No volví a saber de Toto ni de su simpático dueño hasta dos meses más tarde. Eran aproximadamente las 8:50 de la mañana. Yo recién llegaba al trabajo. De pronto escucho un chirrido de neumáticos, se detiene un taxi junto a la puerta y baja un señor en estado de shock trayendo en sus brazos a un perrito con el rostro desfigurado, sucio, jadeante y ensangrentado.

Adivinaste lector. Era Toto y su dueño.

Como ocurre algunas veces, tuve que atender a la persona primero y hacer que se tranquilice un poco para que me dé algunos datos mínimos con qué empezar. Resulta que ese día –como todos los días- el señor M salió con Toto a dar su cotidiano paseo. Y salió como de costumbre: sin collar y sin correa, en otras palabras, ambos estaban sin “cinturón de seguridad”. Hasta antes de este fatídico día Toto siempre se encontraba con uno que otro perro que no causaban mayor susto. El problema era que Toto creía que podía pegarle a cualquier perro. El tamaño no le importaba en absoluto:

- agárrame que lo mato, parecía decir.

Hasta aquel fatídico día el señor M tuvo la suerte que los perros que salían a su encuentro eran amigables o tolerantes, o eran rápidamente controlados por el dueño.

Ello no ocurrió aquella mañana.
De la nada salió un labrador negro. Sus intenciones eran oler el pasto y marcar territorio. Apenas Toto lo vio se le fue encima a pegarle al grandote...

- Toto noo…Toto regresa…

Gruñidos. Polvo. Un chillido. Fue suficiente.
Toto estaba con un ojito colgando. Estaba bañado en sangre y mugre.

El Sr. M tuvo el tino de traerlo de inmediato. El diagnóstico fue prolapso ocular. Es decir, el ojo se sale de su órbita o cuenca por efecto de un trauma (pelea, golpe atropello, etc).



Luego de un costoso procedimiento, y de varias visitas, por fin di de alta a este ,
a pesar de todo, simpático perrito y su amoroso dueño. Toto conservó su ojito (aunque con visión disminuída) y el señor M conservó su perrito.

Justo antes de la despedida final, él se me adelanta y con un apretón de manos me dice:

- Doctor de hoy en adelante lo llevaré con correa...






EPÍLOGO

El señor M aprendió la lección de la manera más dolorosa.

Recuerda:

Si tú no tienes el control, entonces tu perro tiene el control.
Y cuando tu perro tiene el control, muchas cosas feas pueden ocurrir.


¿Y...cuál es tu moraleja, estimado lector?

5 comentarios:

Miyita dijo...

Triste pero verdadera, los perritos como Toto existen en todas las razas de perritos, siempre habrà uno voluntarioso ¿no?, que gruña, muerda, arañe o se pare de cabeza, perrito que pasea fuera de casa, perrito que va con correa y sujeto de su amo. Tengo un pequines muy docil y amable hasta que se le cruzan los chicotes, aprendì igual a ponerles correa a mis perritos hace muchos años cuando vi lo que le sucediò a otro, casi la misma història que contaste. Un gran abrazo DrG.

Anónimo dijo...

Hola Doctor G

Gracias por el consejo de NO OLVIDAR LA CORREA, a veces por consentidores sin querer exponemos a nuestras mascotas a posibles accidentes / peligros, claro que da penita tenerlos amarrados, pero peor es que estén minusválidos o atropellados

Este tema de quien tiene el control siempre me ha inquietado, porque siento que soy muy condescendiente con mis mascotas,

Cuando las veo echadas placidamente en un lugar que no deben, ejemplo sillón de la sala o cama, me cuesta levantarlas, trato de hacerlo siempre pero muchas veces no lo hago, cuando puedo trato de llevarlas a sus camas, pero no duran ni 1 minuto y quieren volver a la cama o al sillón

Cuando si tuve que sacar valor para ser firme y estricta fue con la comida medicada para Gresa por sus cálculos, no quería y no quería, hasta que semanas después acepto.

Gresa es muy faldera siempre quiere estar donde yo estoy, le encanta estar o dormir en la silla que hay en mi habitación, incluso ahora las 3 se disputan por esa silla, hasta hay bronca como es acolchonada por eso les gusta, o si la silla esta ocupada por alguna de ellas se pasan a la siguiente opción…que es mi cama… pero así mi habitación se llena de pelos y eso me incomoda

He pensado en comprar algún producto que por su olor las espante de los sillones o cama, me puedes recomendar alguno?

GRESA

P.D. Casi todos los días - en el trabajo - me acompaña la banda sonora de mi querido blog,

Doctor G. dijo...

Consuelo,

No conozco ningún producto que surta ese efecto en los gatos. Lo que nunca falla (y que uso con mis gatos) es un certero chisguetazo de agua en medio de los ojos. Para la segunda vez que se atrevan, apenas te vean con la "pistola" en mano saldrán disparados.
Te cuento que usan la misma técnica en un zoológico/safari (el lugar no lo recuerdo) donde los cuidadores usan pistolas de agua a presión para espantar a los leones que se ponen muy pesados con los vistantes.

(...y como dijo mi amigo Andrea Bocelli: "para mí, la buena música es la que lleva paz y serenidad").

Gracias por leer...

y escuchar.

Doctor G.

Leslie dijo...

Hola otra vz,

Qué bueno saber que puedo encontrar datos de todo tipo en este blog :D
Además de mi pekeña gata Secreto, en casa tenemos a Otilia, una perrita de 1año y medio,igual que Secreto es rescatada, y tiene tamaño mediano, es súper cariñosa pero ha desarrollado la manía de saltar encima de la gente, al igual que Toto se ha acostumbrado a salir sin correa, principalmente porque es mi abuelo quien también se ha acostumbrado a sacarla a pasear(cuando sale él cerca de casa, Oti siempre lo acompaña) MI abuelo camina despacio y no podría estar jalando a un perro. Ella lo quiere mucho (se nota) pero dudo que lo vea como un Lider porque avcs también le salta encima y generalmente anda delante de él, corriendo (eso sí, siempre lo espera y cuando por ahi no lo ve ella regresa a casa y lo espera en la puerta.
HAce un mes ,regresando a casa, él se tropesó y cayó al piso lastimandose el brazo y fue gracias a los ladridos de la perra que pudimos darnos cuenta de lo que estaba pasando.
Sé que los dos corren peligro si Oti sale sin correa por eso quisiera saber cómo enseñarle a Oti a usar su correa sin que este jalando a mi abuelo.

POr otro lado (aunq la pregunta derrepente se te hace tonta) quiero saber si los perritos no se sienten oprimidos cuando usan la correa.

Saludos y muchísimas gracias!

Doctor G. dijo...

Leslie:

Todos los perritos se sienten oprimidos cuando usan la correa SI el dueño no usa la técnica adecuada.

Todo perro debería caminar al costado de su amo (por ningún motivo adelante) y con la correa o tiro suelto o flojo.

Gracias por leerme.